Una mirada técnica sobre el cumplimiento ambiental

Una mirada técnica sobre el cumplimiento ambiental

Por Antonia Fortt, Directora Ejecutiva de GreenRiver

En el trabajo con empresas reguladas es posible observar diferencias sustantivas en la forma en que enfrentan una observación ambiental. Algunas, sin experiencia previa, reaccionan de forma desordenada: contratan asesorías externas, presentan estudios genéricos o utilizan información poco pertinente.

Otras, con sistemas de cumplimiento más desarrollados, utilizan antecedentes ya levantados y articulan respuestas desde sus equipos internos. Esta diferencia está directamente relacionada con el nivel de preparación de sus sistemas de gestión.

Contenido del artículo
Esquema de madurez del cumplimiento ambiental. La mayoría de las empresas chilenas se encuentran en la etapa de implementación de verificadores.

En suma, el problema está en la forma en cómo entienden la conformidad ambiental, cuáles son los mínimos comunes, y en qué herramientas invierten para hacerla posible.

Qué entendemos por conformidad ambiental

Desde el rol de una Entidad Técnica de Certificación Ambiental (ETCA), la conformidad consiste en cumplir de manera íntegra con una exigencia ambiental específica. Esto puede involucrar componentes como aire, agua o suelo, y se evalúa según el estándar más exigente aplicable en Chile.

Para emitir certificaciones, una ETCA debe operar bajo un sistema de gestión acreditado por el Instituto Nacional de Normalización (INN) y autorizado por la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA). Estos sistemas se auditan de forma permanente y deben mantenerse en condiciones operativas en todo momento.

Pero… ¿Cómo esto le entrega valor a los regulados?

En muchos casos, el cumplimiento se interpreta de forma limitada. Se asume que contar con un permiso ambiental o realizar un monitoreo puntual es suficiente. Sin embargo, los instrumentos de gestión como la RCA, los PPDA o los programas de cumplimiento incluyen un conjunto de obligaciones que deben abordarse individualmente.

Estos compromisos incluyen la recolección y análisis de datos, visitas a terreno, registros fotográficos, entrevistas, elaboración de informes y revisión técnica de coherencia. Cada uno requiere trazabilidad, consistencia metodológica y capacidad de respuesta ante fiscalización.

Nuevo estándar y exigencias documentales

En mi experiencia en regulación a lo largo de los años, he visto cómo la institucionalidad ambiental ha elevado sus requerimientos. Actualmente se espera que las empresas cuenten con sistemas ordenados, procedimientos formales y documentación verificable. Por lo tanto, las observaciones se resuelven con evidencia técnica documentada y disponible.

Este tipo de enfoque exige a las organizaciones integrar el cumplimiento en su estructura operativa, con recursos dedicados, procesos claros y mecanismos de revisión continua.

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Etapas en la madurez de un sistema de cumplimiento ambiental. Gestión ambiental en operaciones.

Hoy, un sistema de cumplimiento ambiental funcional debe poder sostener auditorías, responder a requerimientos de la autoridad y ser evaluado por terceros sin necesidad de ajustes de última hora.

Por eso, he querido comenzar a ser parte de la discusión de este nicho desde mi mirada de especialista, aportando con mi punto de vista y consejos a quienes están en el gabinete, intentando integrar los nuevos cuerpos normativos que aún necesitan una bajada técnica.

Si te sientes identificado, te invito a seguirme Antonia Fortt Zunzunegui.

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