Información satelital para la conservación de especies: El caso de Chile 

Información satelital para la conservación de especies: El caso de Chile

La historia de la exploración espacial en Chile se remonta a fines de los años 50’ cuando la NASA instaló una de las primeras estaciones de rastreo en Antofagasta, pero solo hasta la déada del 90’  Chilé lanzó sus primeros satélites FaSat-Alfa y FaSat-Bravo. El primero fue lanzado en 1995 por la Fuerza Aérea, sin embargo, no tuvo éxito. El segundo, por su parte, lanzado en 1998 operó hasta 2001 y realizó estudios geográficos y climáticos.  

En 2011, se lanzó el FaSat-Charlie, un satélite de observación terrestre que sigue en órbita y que se espera que sea reemplazado por la creación del Sistema Nacional Satelital (SNSat), que incluirá una constelación de 10 satélites. Todas estas acciones han venido de la mano de esfuerzos estatales en asociación con instituciones internacionales.  No obstante, solo hasta este año es la primera vez que un satélite privado chileno entra en órbita. Se trata de Lemu Nge, de la start up chilena Lemu. El nanosatélite fue lanzado por SpaceX en un cohete reutilizable Falcon 9 desde la Base de la Fuerza Espacial Vandenberg en California, Estados Unidos.  

 

Primer satélite privado chileno 

Desarrollado en Chile, ensamblado en Lituania por NanoAvionics, y equipado con componentes clave de Simera Sense en Sudáfrica y Enpulsion en Austria, Lemu Nge (“Ojo del Bosque” en Mapudungun) es el primer satélite privado chileno y el primero del mundo construido exclusivamente para la observación de la biodiversidad en los ecosistemas de la Tierra.  

El satélite es consecuencia de una alianza entre la Universidad de Chile y la consultora tecnológica Lemu, y usará su cámara hiperespectral de alta resolución para capturar imágenes de la Tierra en más colores de los que puede ver el ojo humano, para identificar especies y caracterizar ecosistemas, permitiendo observar de cerca su composición, patrones y transformaciones a lo largo del tiempo. 

Entre las áreas de observación prioritaria estarán: la caracterización de humedales andinos de categoría Ramsar, desde el altiplano hasta Tierra del Fuego; el monitoreo de bosques submarinos de macroalgas a lo largo de la costa chilena; la clasificación de cambios en el uso del suelo; la identificación de especies vegetales clave, particularmente árboles, así como la detección de especies invasoras. La información obtenida será esencial para planificar estrategias efectivas de conservación y garantizar una gestión sostenible de los recursos naturales del país. 

Tras su lanzamiento y la fase inicial de operaciones, la primera misión del Lemu Nge se centrará en Chile, un país con una considerable falta de datos satelitales, problema que afecta en general al hemisferio sur. 

¿Cómo se estaba monitoreando antes de Lemu? 

Antes de la implementación de Lemu, el monitoreo de los ecosistemas en Chile se basaba en programas como el Programa de Monitoreo Ambiental Territorial (PMAT), que fue lanzado por la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) en 2014. El PMAT buscaba fortalecer la capacidad de fiscalización de la SMA mediante el uso de tecnologías de percepción remota, principalmente imágenes satelitales. Estas imágenes provenían de misiones espaciales no comerciales, como Landsat del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) y Sentinel del Programa Copérnico de la Unión Europea y la Agencia Espacial Europea (ESA). Este enfoque permitía actuar de manera anticipada y proporcionaba pruebas sólidas para los procesos de fiscalización y sanción ambiental. 

Próximos desafíos de la investigación ambiental satelital 

  1. Optimización del uso de tecnologías hiperespectrales para la evaluación y monitoreo de ecosistemas completos, no solo de recursos forestales. 
  1. Fortalecimiento de alianzas entre entidades académicas y empresas tecnológicas para acelerar la efectividad de las mediciones remotas basadas en evidencia. 
  1. Integración de décadas de datos históricos con nuevas herramientas de inteligencia artificial para un análisis más profundo y preciso de las dinámicas de los ecosistemas. 
  1. Desarrollo de planes de manejo efectivos basados en la conservación y el impacto real de los proyectos en el medio ambiente. 
  1. Movilización de recursos ágiles y eficientes para la investigación satelital, facilitando la implementación de tecnologías avanzadas y el uso de satélites para monitoreo ambiental. 
  1. Evaluación de los resultados del programa para impulsar avances significativos en la conservación y el desarrollo sostenible. 

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